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Introducción
La competitividad, entendida como la capacidad de una organización
para mantener o incrementar su participación en el mercado, está
presente en las estrategias empresariales en un sostenido crecimien-
to de la productividad, y en la capacidad empresarial para participar
en negociaciones con diferentes instituciones y con otras compañías
dentro de su ambiente, en un espacio competitivo determinado por
el sector y por el mercado de los consumidores, en políticas introdu-
cidas por los gobiernos nacionales y en alianzas económicas regiona-
les (Solleiro y Castañón, 2005).
Según Acevedo y Jiménez (2015), una organización es más com-
petitiva en la medida en que incorpore valor en los productos tangi-
bles e intangibles que ofrezca, de manera que el cliente o consumi-
dor final esté dispuesto a pagar por ello, para lo cual, es necesario
que tenga la disposición y disponibilidad de recursos para invertir en
personal, en sistemas de comunicación e información, y en equipos y
máquinas, de tal suerte que aumente su productividad y su competi-
tividad. Esto significa que el concepto de la ventaja competitiva está
basado en la productividad y en los factores que la determinan.
Por su parte, Baena, Sánchez y Montoya Suárez (2003) p 61-66,
afirman lo siguiente:
Las organizaciones, como sistemas abiertos, se encuentran en continua
interacción con el medio, generan una unidad dialéctica inseparable
entre su dinámica interna y la del entorno. Se deduce de esto que los
resultados internos de la organización dependen, en un alto porcentaje,
de las características del entorno en que se mueve y de la capacidad que
tiene ésta de asimilar este entorno y de administrarlo eficientemente.
Existen diversos factores que influyen en la competitividad em-
presarial, como:
