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La seguridad vial en el TransMilenio: una evaluación cualitativa




                      La velocidad es un factor de riesgo que debe ser gestionada, por ello es fundamental
                      que esta sea compatible con el contexto urbano por donde circulan los buses articu-
                      lados como son escuelas, hospitales, comercio, zonas de alta densidad de usuarios,
                      entre otros. Reducir la velocidad operacional implica incrementar la flota para poder
                      cumplir con el programa de servicios. Pero sería un error pensar que la operación tie-
                      ne más importancia o valor que la seguridad vial. Estos dos aspectos no deben estar
                      en conflictos en los sistemas BRT (S. Alveano, WRI-México, comunicación personal, 4
                      diciembre de 2017).

                      Por su parte, Duduta et al. (2013, p. 9) consideran que las diferentes con-

               tramedidas de seguridad vial podrían disminuir las velocidades y, por ende, el
               rendimiento operacional de los sistemas BRT de alta capacidad, incrementan-
               do los tiempos de viaje. La visión sistémica de la OMS (2017) considera que
               en el sistema de seguridad vial la gestión de una velocidad segura contribuye

               de manera positiva a la mitigación de los accidentes o siniestros viales en las
               diferentes alternativas de movilidad. En Colombia, el límite de velocidad en los
               centros urbanos está regulado en el artículo 74 de la Ley 769 de 2002 o “Có-
               digo Nacional de Tránsito Terrestre” y la 1239 de 2008, la cual establece para

               el transporte público un máximo de 60 km/h.
                      Sin  embargo,  las  velocidades  máximas  establecidas  en  la  norma  co-
               lombiana requieren revisión y ajuste, porque según la ITF (2018) “Un aumento
               del 1 % en la velocidad promedio da como resultado aproximadamente un

               aumento del 2 % en la frecuencia de lesiones por hechos viales y un aumen-
               to del 4 % en la frecuencia de incidentes fatales” (p. 5). Esto quiere decir que
               un aumento en el límite de velocidad multiplicará por cuatro la frecuencia de
               muertes en accidentes por esta variable. En este sentido, la OCDE recomienda

               reducir la velocidad a 30 km/h en áreas con afluencia de peatones y ciclistas,
               como zonas escolares, hospitales, comercio, entre otros, que tengan interac-
               ción con vehículos de motor, y que en áreas con alto riesgo de colisiones
               laterales e intersecciones la velocidad debe ser máximo de 50 km/h.

                      Otras investigaciones indican que para los actores vulnerables, por
               ejemplo, un peatón, el riesgo de perder la vida al ser arrollado o golpeado por
               un automotor que circule a 50 km/h es de aproximadamente 80 % y de 10 %



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                            Seguridad y control en Buses de Tránsito Rápido: el TransMilenio
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